domingo, 15 de enero de 2017

Todos tenemos derecho a sentirnos mal.

Por todas aquellas veces que quisiste salir corriendo,
Por todas aquellas veces que dijiste nunca más,
Por todas aquellas sensaciones, sentimientos que te gustaría no volver a experimentar,
Por todas aquellas veces que fue un "No" en lugar de un "Sí"
Por todas aquellas veces que no sabías que hacías allí,
Por todo aquello que nunca vas a entender,
Por todos esos cabos que van a quedar sin atar.
Por todas esas veces que supiste mantener la compostura, cuando en realidad lo que querías era chillar.
No.
Ya está bien, ya está bien de poner siempre la buena cara, de tragar sentimientos y poner cara de que todo está perfectamente bien.
Esta vez proclamo, reclamo mi derecho a explotar, a sentirme mal, a decir lo que se me pasa por la cabeza, a llorar, a chillar, no me pienso reprimir ni una sola vez más.
Mantener la compostura sólo sirve para por dentro estallar, para dejarlo todo lleno de migajas, de heridas que coser, de historias que curar.
Deja que los sentimientos y las emociones te invadan y permítete sentir...

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