jueves, 15 de enero de 2015

Capítulo 14 de 365

Recorría todos los recovecos de aquella habitación, parecía, una vez más, como un laberinto del que no podía escapar. A veces rayos de luz solar se colaban por la ventana, pero pronto las nubes se los llevaban consigo.

La rosa amarilla florecía poco a poco en aquel lugar, entre tanto y tanto matojo, entre tanta hierba seca, parecía algo inverosímil, que naciera algo tan extremadamente bello, entre todo aquello.

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